El buque, que es diez veces más pesado que la Torre Eiffel, empezó a construirse
el 23 de septiembre de 2013, y, según Richard Fain, director general de RCCL, «no sólo es el barco más grande del mundo, sino que además es el más caro jamás construido».
En navegación es una completa ciudad flotante con 66.000 metros cuadrados de zonas gastronómicas y de diversión, casino, un gran teatro de 1.400 asientos o la Royal Promenade, una calle interna llena de restaurantes y tiendas.
Los primeros pasajeros que embarquen en este crucero lo harán en Barcelona el 12 de junio y disfrutarán de una tirolina, una cancha de baloncesto, mini golf, simuladores de surf o bañeras flotantes.
Los más arriesgados, o aquellos que buscan emoción, podrán lanzarse por el «Ultimate Abyss», el tobogán de agua más alto construido en un crucero con una caída de más de 30 metros a una velocidad de 14km/h desde la cubierta 16 hasta la 6. Sobre los camarotes hay cuatro categorías principales, aunque todos incluyen TV, teléfono, baño privado con ducha, tocador y secador de pelo.
El Harmony of the Seas producirá un 20% menos de emisiones de CO2 por pasajero al día que los dos primeros barcos de la clase Oasis, también construido por STX, pero en Turku, Finlandia.
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